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martes, 3 de julio de 2012

Camino de Sihanoukville

Ya la noche anterior a nuestro viaje a Sihanoukville no presagiaba nada bueno. Paco se despertó sobresaltado a las cuatro de la mañana porque un mosquito se le había metido en el oído y sentía su zumbido constante taladrándole el cerebro. Mira que es complicado! Vaya mala suerte!

Con ayuda de una linterna pude comprobar que el mosquito efectivamente estaba allí y no era producto de los delirios de mí hermano. Y ahora cómo narices lo sacamos? No quise aventurarme a introducirle nada en el oído a ver si le iba a dañar el tímpano... necesitaba consejo de una profesional y sabía exactamente a quién acudir ;-).

Probé suerte con el whatsapp, en España serían las 23:30, así que igual la pillaba aún despierta: mamá, estás ahí? A Paco se le ha metido un mosquito en el oído. En medio minuto ya me había explicado cómo proceder con una jeringa y un poco de agua caliente (gracias, mamá!).

Probamos varias veces, pero el maldito mosquito se resistiría a salir. Quizás sea mejor llamar al seguro y que se lo saquen en alguna clínica camboyana. A las 6:30 estaba previsto que nos recogiera el tuk-tuk para llevarnos a la estación donde cogeríamos el bus a Sihanoukville. A media tarde estaríamos allí y podríamos ir a que se lo miraran sin problemas. Así que contactamos con el seguro y nos fuimos a dormir la media horita que nos quedaba antes de partir.

Cuando nos levantamos, el mosquito ya no zumbaba, y ya ni siquiera se le veía con la linterna. Se habrá salido? Veamos como transcurre el día y si vuelve a dar señales, ya sabemos donde acudir al llegar a nuestro destino.

Cogimos el bus y nos entretuvimos durante las primeras dos horas con una buena película en inglés (aleluya!). Una vez terminó la peli y durante las siguientes 14h de viaje "sufrimos" los infumables videoclips musicales de canciones "sonamos-todas-igual-y-siempre-nos-canta-una-mujer-con-voz-de-pito-que-se-pasea-por-jardines-con-la-mirada-perdida-al-infinito ".

Y digo 14h porque (ya no me creo que sean casualidades) nuestro autobús se volvió a estropear :-(. Estuvimos más de 3h parados en una cuneta mientras intentaban repararlo. Finalmente nos metieron en otro autobús de la misma línea pero que había salido varias horas después del nuestro. Por supuesto este autobús estaba lleno, así que nos tocó taburetito de plástico (algo muy común aquí) y a sentarse al pasillo.

Por suerte llegamos a Phnom Penh con el tiempo justo para pillar la última conexión a Sihanoukville y llegamos a nuestro destino a eso de las once de la noche. A todo esto, del mosquito no volvimos a tener noticias, así que aunque el día comenzó torcido, no podemos quejarnos de cómo terminó ;-)

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