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domingo, 8 de julio de 2012

Bienvenidos a Tailandia!

Sabíais que en este país se conduce por la izquierda? Seguro que lo había leído en alguna parte antes de llegar, pero mi memoria de pez lo había borrado por completo de mí mente. Así que no puede evitar sorprenderme al ver el volante a la derecha en el minibus que nos llevó desde la frontera tailandesa en Hat Lek a la ciudad de Trat.

También me sorprendió el buen estado de la carretera. Aquí 90km se hacen en 1h y no en 2h y media como en los países que ya hemos dejado atrás. Pero lo que realmente me dejó loca de nuestras primeras horas en Tailandia, fueron los controles de carretera. Te paran unos hombres uniformados (no sabemos muy bien si eran militares, policías o qué exactamente), echan un vistazo a los pasajeros, piden un par de pasaportes y si se les antoja, también revisan equipajes. En uno de los controles, debió de haber alguna irregularidad en el pasaporte de una chica Tailandesa, porqu le hicieron bajar del minibus y no pudo continuar el viaje. Allí la dejamos, con cara de triste en la caseta del control.

Al llegar a Trat también nos sentimos como en un mundo completamente nuevo. Tenían una estación de autobuses en toda regla! Con sus mostradores de información y venta al público, con sus precios oficiales anunciados por todas partes, con sus baños públicos bien limpios, con sus andenes, etc. No, no me he vuelto loca; si os lo describo así es porque ninguna de las cosas que acabo de nombrar, las hemos encotrado con frecuencia en los últimos dos meses y es inevitable que nos choque.
De Trat fuimos a Rayong. Teníamos pensado quedarnos unos días por la zona para cruzar a la isla de Ko Chang, pero el tiempo no nos estaba acomañando y como veníamos de pasar una semana en la costa camboyana decidimos no ir. Así que al final hicimos un par de noches en Rayong.

Secando pescaítos en la playa de Rayong


Rayong es una ciudad costera, a mitad de camino entre la frontera de Camboya y Bangkok. No están acostumbrados al turismo occidental, así que fue bastante difícil encontrar alojamiento perroflautero y menús traducidos al inglés. Es raro, pero se agradece no ser el objetivo de una gran masa de buscavidas que trata de hacer negocio de ti: no tuk-tuks acosadores, no precios abusivos, no agencias de viaje en cada esquina, etc. Vamos, que es una ciudad tailandesa normal y corriente :-)

Mercado callejero en Rayong

Allí visitamos un par de mercados callejeros (me pirran!!), algunos templitos, su parque lleno de gente haciendo deporte y su playa. La susodicha playa, no era una playa adaptada al baño, sino que estaba repleta de redes secando todo tipo de animales marinos al sol.

Delicatessen tailandesas

La gente, a pesar de no hablar inglés, se esfueza mucho en intentar comunicarse contigo y son todos extremadamente amables. Las calles están abarrotadas de niños uniformados. Los ves por todas partes. Casi me atrevería a decir que se ven más chavales que adultos. El aspecto de la gente es más arreglado, van siempre de punta en blanco. Y por primera vez en este viaje, hemos visto gente con sobrepeso.

Una experiencia muy enriquecedora patear por las calles de esta ciudad, si señor!
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