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martes, 31 de julio de 2012

Tradición y cultura II. Seguimos explorando Tana Toraja

Además de los funerales, estuvimos dos días recorriendo la región en moto en compañía de nuestro guía, visitando tumbas, cuevas, casas tradicionales, arrozales, etc.

La región en sí es muy bonita. Aunque es una pena el pésimo estado en que se encuentran sus carreteras, que nos dieron algún que otro sustillo ;-)

Nos explicaba nuestro guía que cuando llegaron por mar los primeros pobladores a la región, utilizaban los barcos para vivir en ellos, y de ahí que las casas tradicionales tengan esa forma. Aunque también se asocia la curvatura del tejado con los cuernos del búfalo. Todo está relacionado. De hecho, las cornamentas de los búfalos sacrificados durante los funerales de los familiares, se suelen colocar también en el mástil principal de la casa. Y los altarse donde se colocan los ataúdes durante los funerales, también reproducen la morfología de las típicas casas tradicionales.
Casas tradicionales

Casa tradicional con las cornamentas de los búfalos sacrificados en los funerales de los familiares
En cuanto a las tumbas, en la actualidad se utilizan nichos familiares "modernos", pero en el pasado se solía enterrar a los muertos en cuevas, o en agujeros cavados en la roca, en ocasiones en grandes acantilados de difícil acceso para evitar los saqueos. A los niños pequeños que fallecían, sin embargo, se les enterraba en el tronco de un árbol vivo.

Tumbas en la cueva
Otra práctica común era la de tallar una estatua o tautau con la imagen del fallecido, para que todo el mundo pudiera recordar su aspecto.

Tumbas y tautaus en un acantilado
Además de todas estas cosas, la región está repleta de arrozales, que suponen la principal fuente de alimento para sus habitantes. Uno de los días hicimos un trekking a través de las terrazas de campos arroz hasta un mirador en lo alto de una colina. La excursion estuvo amenizada por resbalones varios y caídas en el arrozal (por supuesto, lleno de agua y/o barro) de gran parte del grupo. Aunque volvimos a casa con barro hasta las orejas y algún que otro moratón, no hubo mal que no se curara con unas buenas cervezas una vez caído el sol :-)

Vistas de los arrozales

domingo, 29 de julio de 2012

Cultura y tradición: los funerales de Tana Toraja

Abandonamos Pangkalan Bun para dirigirnos a la isla de Sulawesi. Tuvimos que coger dos aviones y un autobús nocturno para llegar a Rantepao, donde establecimos nuestro centro de operaciones. Desde allí, contratamos un guía (Nicolas Pabara, tlf: 082192183677, muy recomendable si vais por allí, pero regateardle bien el precio ;-)) por varios días para visitar los alrededores, incluyendo un par de funerales, motivo por el cual es conocida esta región de la isla.

Aunque a día de hoy, la mayor parte de la población en Tana Toraja son cristianos, se conserva la tradición de celebrar dos funerales. El primero, cuando el familiar fallece, pero no lo entierran, sino que conservan el cuerpo en la casa durante el tiempo que decida la familia antes de celebrar el segundo funeral. Este tiempo, puede llegar a ser hasta más de 10 años!

El segundo funeral dura varios días, y es común que se celebre en verano para que pueda venir toda la familia, los allegados cercanos y las familias importantes de la zona. Los primeros días del funeral son para recibir a los invitados, que acuden con regalos. Se construye una especie de casita de madera tipo altar y se saca el cuerpo de la casa para colocarlo allí durante el funeral. Según el nivel social de la familia, el número de invitados y el nivel de sus regalos será mayor o menor. Durante los 3-4 días que dura el funeral, se sacrifican búfalos y cerdos y finalmente se entierra el cuerpo.

Varios cerdos regalados a la familia del difunto poco antes de ser sacrificados
Nosotros acudimos a dos funerales. El primero al que fuimos, era de un hombre mayor, fallecido hacía un año y ya era el último día de su funeral; cuando lo entierran. Llegamos con el guía y nos acomodaron en una de las plataformas techadas y adornadas para la recepción de invitados. Todo el pueblo estaba plagado de estas plataformas, numeradas y colocadas alrededor de la plaza principal, donde residía el altar construido para la ocasión y el ataúd perfectamente tallado y adornado.  Llevamos tabaco y dulces como regalo. El cura y varios familiares salieron a hablar por un micrófono instalado en el centro del pueblo y realizaron varios cánticos. Tras la ceremonia, repartieron arroz y cerdo cocinado en bambú para que comiesemos todos los asistentes.
Luego bailamos con ellos alrededor del altarcillo donde estaba el cuerpo del fallecido. Repartieron tabaco y caramelos. Todo el mundo estaba superpendiente de que no nos faltara de nada y de que no nos perdiesemos detalle alguno. No había más occidentales que nosotros y para ellos suponía una honra que estuviesemos allí. El ambiente era de alegría y fiesta; una auténtica celebración. Tras la danza, los hombres cargaron el altar para trasladar el ataúd hasta la fosa familiar, acompañando el acto de gritos de júbilo y agitando el altar para facilitar la "marcha" del difunto.
hombres del pueblo trasladando el altar con el ataud hacia la fosa familiar para darle sepultura 

El segundo funeral al que fuimos, era también de un hombre mayor. Esta vez era de un gran estatus social y acudió muchísima gente, entre ellos mucho turista. También había un hombre al micrófono, y el altar correspondiente. Vimos la procesión de invitados importantes, entrando en las principales plataformas. Seguidos por los familiares del difunto que iban saludando una por una a todas las familias, ofreciéndoles cafe, té y pastas. Nuestro guía nos explicó que ese es el momento en que la familia aprovecha para apuntar quién ha venido y qué ha traído de regalo para poder corresponder el día que fallezca el familiar de alguno de los invitados.

Volvieron a repartir arroz y cerdo para comer. Y volvieron a preocuparse por darnos las mejores porciones de cerdo y rellenarnos el plato en cuanto nos lo acababamos.

Tras la comida, llegó el momento más duro,pero a la vez el más esperado. Acercaron un búfalo hasta el centro de la plaza y con un golpe seco de cuchillo en el cuello, lo sacrificaron. Después llegó el segundo búfalo y se repitió la escena. Disculpad que no cuelgue fotos de los sacrificios, pues pueden ser un poco desagradables. Fue todo muy rápido y enseguida comenzaron el despiece, allí mismo, en medio de la plaza.
Mientras tanto, en los alrededores se comenzaron a sacrificar los cerdos que habían traído como regalo las familias invitadas. Había decenas de ellos. Aquello parecía un San Martín a lo bestia.

Nuestro guía ofreció nuestros regalos a la familia (de nuevo tabaco y dulces) y una de las hijas del difunto nos dio paso a una plataforma a nosotros sólos, para ir dándonos la mano a cada uno y servirnos café y pastas. Allí nos quedamos un rato, disfrutando se su compañía y de la de los niños que jugaban alrededor.

Los dos días de funerales fueron toda una exhibición de hospitalidad por parte de todos los habitantes de la zona. Me soprendió muchísimo que no sólo no fuese molesta nuestra presencia, sino que estaban muy agradecidos de vernos allí. Lo que quizás nosotros veríamos como una invasión a la intimidad familiar en momentos de duelo, no eran sino todo lo contrario. La gente no estaba triste en absoluto y nos acogieron en sus celebraciones como si fuesemos viejos conocidos y grandes amigos de la familia. Las sensaciones que allí vivimos todos no pueden describirse con palabras. Hay que ir allí y vivirlo en primera persona para sentir lo indescriptibles que fueron aquellos momentos... la verdad es que este país no deja de soprenderme!

sábado, 28 de julio de 2012

El Parque Nacional de Tanjung Puting

Otro de los must de Indonesia es el parque nacional de Tanjung Puting, uno de los mejores lugares donde poder ver orangutanes, macacos, gibones, y un largo etcétera de especies animales y vegetales.
Para llegar allí, tuvimos que recorrer un largo camino. Desde Cemoro Lawang a los pies del Bromo, fuimos en autobús a Surabaya donde hicimos noche. En las pocas horas que allí pasamos, tuvimos unas cuantas anécdotas para recordar: cajeros traga-tarjetas, reservas fallidas de vuelos, guesthouses que no permitían parejas mixtas en sus habitaciones (ni aunque se tratara de hermanos), cenas hiperpicantes hasta hacer saltar las lágrimas y la mejor de todas, aparición estelar de un turista español sobre un escenario de música en directo en medio de la estación de autobuses, con baile erótico incluído y paso del cepillo para la recogida de donativos (gracias, David!).
Desde Surabaya, volamos al día siguiente a Pangkalan Bun en la isla de Kalimantan (la zona Indonesia de la isla de Borneo) y fuimos hasta el pueblo de Kumai para intentar encontrar un klotok (barco-casa típico para remontar el río durante varios días, pernoctando en él).  Como era temporada alta, nos costó mucho encontrar uno para 9 personas sin haber reservado previamente, pero al final conseguimos un apaño extraño que nos permitió visitar el parque durante 3 días y 2 noches a un precio razonable.
 navegando por el río Sekonyer
El primer día, salimos de Kumai al mediodía y remontamos el río hasta uno de los campamentos de alimentación de los orangutanes. Disfrutamos de unas vistas impresionantes y vimos a un montón de macacos y monos narigudos desde el barco, pero la experiencia más alucinante la vivimos en tierra firme. En el campamento, pudimos ver a muy pocos metros de distancia y sin ninguna barrera física que nos separara de ellos, a casi una decena de orangutanes, que llegaban a la llamada de los rangers para alimentarse de los plátanos que allí les dejaban. Hasta tuvimos que apartarnos precipitdamente del camino de uno de ellos cuando nos sorprendió a todos bajando de un árbol para "robar" los plátanos que quedaban en la caja donde los traían. Dos palabras: IM-PRESIOMANTE, jeje
Cenamos y pasamos la noche en el klotok, entre risas y juegos de cartas. Los sonidos de la jungla ahí afuera nos acompañaron durante las horas de sueño y algunos nos despertamos más de una vez por la proximidad de los ruidos de vete tú a saber qué seres vivos y de qué tamaño.
A la mañana siguiente, tuvimos que dejar el klotok, pues estaba reservado desde hacía tiempo para ese día, y continuamos remontando el río en un bote pequeño, casi a ras de agua. Era algo más incómodo, pero permitía una perspectiva muy intersante, haciéndonos sentir casi parte de la naturaleza. Ese día visitamos dos campamentos más y de nuevo vivimos de cerca la alimentación de los orangutanes. Los paisajes a lo largo del río iban cambiando, con una variedad enorme de plantas, pájaros, insectos, peces, etc.
La noche la pasamos en uno de los pueblos  junto al río, donde por supuesto no vimos ni a un solo turista. La familia que nos acogió cocinó una cena increíble para nosotros y nos metieron a los nueve en una habitación donde únicamente había tres colchones grandes tirados en el suelo. Fue muy divertido vernos a los nueve como sardinillas en lata alineados a lo largo de los colchones tras habernos echado a suertes la posición que ocuparía cada uno. El pobre Paco no pegó ojo, así que en cuanto salió el sol, decidió ir a darse un paseo mientras los demás dormíamos, con tan mala suerte que acabó metido en una ciénaga hasta las rodillas. Aún se me caen las lágrimas de la risa cuando rememoro el momento en que le vi entrar lleno de barro diciendo "es una larga historia..."

El último día básicamente nos dedicamos a bajar el río de vuelta hasta Kumai y de ahí a Bangkalang Bun para poder coger un nuevo avión que nos llevara a nuestro próximo destino. Dejamos Kalimantan con muy buen sabor de boca. Y yo que creía que la experiencia del Bromo sería difícilmente superable por nada... este país no deja de sorprenderme! :-D

jueves, 26 de julio de 2012

La familia crece

Comentaba ayer que la compañía en el Bromo era inmejorable (y lo era), pero no os comenté de quién se trataba.
Al llegar a Yogyakarta, conocimos a un grupo de 7 españoles con los que decidimos continuar el viaje. Y aunque la idea era ir con ellos únicamente hasta Kalimantan, nos acogerion tan bien en el grupo, que decidimos terminar de acoplarnos a todas sus vacaciones ;-)

De izquierda a derecha: Carlos, Alberto, Bea, Sue, David, Jesus y Ana
Alberto, Ana, Bea, Carlos, David, Jesús y Sue son nuestros nuevos amigos, provinientes de toda la geografía española (Barcelona, Bilbao, Cuenca, Madrid y Tenerife) y parte del extranjero (Australia). Muy buena gente todos ellos, amantes de los viajes y llenos de energía positiva :-)
Si hacer un viaje como este entre dos personas ya era entretenido, imaginaos ahora que somos nueve!
Gracias chic@s por todos los buenos momentos vividos hasta ahora, y por todos los que nos quedan! Yiiiihijiiiiii!

miércoles, 25 de julio de 2012

El volcán Bromo

Sin duda alguna, visitar el volcán Bromo era uno de los puntos obligados en mi lista de lugares a no perderse. Y la experiencia superó mis expectativas.

Gunung Bromo
Desde Yogyakarta, nos dirigimos a Cemoro Lawang, en un inteminable viaje de alrededor de 12h con cambio de bus en Probolingo. Llegamos tarde a Cemoro, así que cenamos y nos acostamos a dormir unas horitas para madrugar al día siguiente y poder ver el amanecer desde el volcán.

El pueblo de Cemoro Lawang al borde de la caldera volcanica
Nos levantamos a eso de las 3 de la mañana para hacer un trekking de casi 2h hasta el mirador de Penanjakan, a 2770 m sobre el nivel del mar. El trekking fue genial, caminando totalmente a oscuras, alumbrados únicamente por las linternas y con un enorme manto de estrellas acompañándonos en el cielo. Nos cruzamos con varios grupos de personas que se dirigían al mismo lugar y en los últimos 15-20 minutos del trekking, nos cruzamos también con infinidad de jeeps cargados de turistas perezosos a los que no les apetecía caminar ;-)

Panoramica de la subida al mirador
Desde este mirador, se supone que las vistas del amanecer son peciosas, pero he de reconocer que la turistada que tienen montada allí arriba le quita bastante el encanto. Aún así, la visita mereció la pena. Sobre las 5:30 de la mañana y acompañados por cientos de turistas, cámaras, y un fresco viento que haría que la temperatura no llegará a las dos cifras, por fin el sol hizo presencia, regalándonos unas de las mejores vistas que recordaré en mi vida.

Desde allí se veía perfectamente la caldera volcánica de la que sobresalían varios cráteres de volcanes. El blanquito y humeante es el Bromo (2392m), el verde de delante, el Batok (2440m) y el más alto que se ve al fondo, el Semeru (3676m).
Permanecimos allí hasta que el lugar quedó vacío y después nos encaminamos hacia la caldera volcánica (2h). Despues atravesamos un mar de ceniza hasta llegar a los pies del Bromo y trepamos hasta su cráter (1h).

La caminata fue genial, las vistas una pasada y la compañía inmejorable. Y aunque terminamos literalmente negros por la ceniza que levantaba el viento, volvimos a casa encantados de la vida :-)

lunes, 23 de julio de 2012

En el corazón de Java, Yogyakarta.

Comenzamos nuestro viaje por Indonesia en la ciudad de Yogyakarta, la capital cultural de la isla de Java. Su principal atractivo, además de su localización en el centro de la isla, son los templos budistas e hinduistas (s.IX) de las localidades cercanas.
 Templo de Borobudur
La visita a estos templos se puede hacer en un único día si se va en transporte privado, aunque también son accesibles en transporte público, necesitandose entonces dos días para visitarlos.
Templo de Prambanan
Nosotros alquilamos una moto, para no perder las buenas costumbres y así poder verlos del tirón.
En esta país también se conduce por la izquierda, y la densidad del tráfico es proporcional a su población. La isla de Java tiene más de 1000 habitantes por km cuadrado y eso se nota en la extensión de sus zonas pobladas. Es casi imposible encontrar un tramo de carretera que no esté rodeado de casas!
Borobudur fue el primer templo que visitamos, a casi 50 km de Yogya. El tamaño y el estado de conservación me sorprendieron enormemente.
Es impresionante!
Los grabados de los muros no tienen desperdicio y las vistas desde arriba son espectaculares, con el volcán Merapi al fondo. 

Grabado en el muro interior de Borobudur
Después fuimos a Prambanan, a unos 17 km de la ciudad.
Allí mi sorpresa continuó en aumento. Incluso tras el terremoto de 2006, los templos se encuentran en un estado que ya quisieran los de Angkor en Camboya!

Vistas desde lo alto de Borobudur
Me ha encantado esta primera toma de contacto con el país. La gente me transmite muy buenas vibraciones. Tengo el presentimiento de que este país nos calará hondo. Veremos lo que nos espera en las próximas semanas...

sábado, 21 de julio de 2012

Vuelta a los aeropuertos... nos vamos a Indonesia!

Dos meses exactos han pasado desde que cogí mi último avión. El tiempo más largo que he estado sin pisar un aeropuerto en la últimos 6 años de mí vida! Y creedme, no lo he echado de menos, nada en absoluto.

Aeropuerto de Chiang Mai

¿Que por qué nos hemos plantado en el aeropuerto? Pues porque nuestro siguiente destino es imposible de alcanzar por tierra... nos vamos a Indonesia!!! A este país si que le tenía yo ganas!!! XD
La verdad es que Indonesia es un país enorme y tremendamente atractivo. Demasiadas cosas para ver en el mes de estancia que concede el visado on arrival, así que habrá que elegir bien. Y de momento lo único que sabemos seguro es que comenzaremos por la isla de Java.

Tras 24h interminables horas de viaje y 3 vuelos (Chiang Mai - Kuala Lumpur, Kuala Lumpur - Jakarta y Jakarta - Yogyakarta), al fin hemos llegado a nuestro destino . Por delante nos esperan 30 días de nuevas aventuras y estoy segura de que cientos de futuros buenos recuerdos ;-)


 
Bienvenidos a Indonesia!

viernes, 20 de julio de 2012

Apurando los últimos días del visado tailandés: Chiang Mai

Nuestros 15 días de estancia permitida en Tailandia estaban llegando a su fin, y decidimos pasar las últimas 48h en la ciudad de Chiang Mai. Elegimos esta localidad, no sólo por ser uno de los destinos más populares del norte de Tailandia, sino porque además mis buenos amigos de Madrid, Rosi y Julio, estarían por allí y me moría de ganas por verles y contarles miles de cosas sobre el viaje.

Vistas de Chiang Mai

Estos dos días se nos pasaron volando, y eso que aprovechamos el tiempo al máximo para ver cuantas más cosas mejor. El primer día lo usamos para explorar la ciudad vieja y el segundo día para ver sus alrededores haciendo una rutilla en moto. 

Paisaje montañoso de los alrededores de Chiang Mai

La ciudad, aunque bastante más grande que el pueblecito de Pai que acababamos de abandonar, era bastante tranquila y apacible. Aún así los alrededores los disfrutamos mucho más que la urbe.

Granja de orquídeas a las afueras de Chiang Mai

Wat Phra That Doi Suthep Ratchawarawihan
Ay que penita, que se nos acaba Tailandia! Y no hemos tenido tiempo de disfrutar de su costa! Habrá que apuntarse un "pendiente" para futuros viajes y emprender camino hacia nuestro nuevo destino... el viaje será largo, pero contamos con la bendición de los monjes budistas, que nos han regalado unas pulseras para que tengamos "a safe trip and good luck".  

Laa kawn Tailandia! Y muchas gracias por tan maravillosa hospitalidad! :-)

martes, 17 de julio de 2012

Pai, un pequeño oasis de montaña a 762 curvas de Chiang Mai


Pues sí, amigos. Al final nos decidimos por ir a Pai y prescindir de visitar Chiang Rai.

Vistas desde el mirador de Yun Lai

Esta pequeña localidad de montaña vive para y por el turismo. Las cuatro calles que forman el pueblo están llenas de tiendecitas de souvenirs, agencias para contratar excursiones, negocios de alquiler de motos, restaurantes, cafeterías y guest houses. No hay nada más. Ah! Bueno, sí. Tienen un par de los omnipresentes 7Eleven que invaden toda Tailandia.

Alrededores de Pai desde la colina del Wat Mae Yen

Lo bonito de Pai, es todo lo que se puede ver y hacer en sus alrededores. Por tan sólo 100 thb, alquilamos una moto durante 30h. Tirado de precio! En ese día y medio con la moto, visitamos varias cascadas, el puente de la segunda guerra mundial, el cañón del río Pai, algún que otro templo, un par de miradores y varios pueblecitos de alrededor donde habitan diferentes etnias, muy conocidas en el norte del país. Las vistas por estas carreterillas de montaña son impresionantes y la temperatura de lo más agradable. En este lugar se está de maravilla! :-)

Cañón del río Pai


Y la verdad es que aquí el tiempo parece que cunde mucho más. Además de todo lo que visitamos, encontramos también hueco para hacer geocaching de nuevo y para que Paco me enseñara a conducir una moto con marchas. Lo sé, es muy triste que a mi edad no hubiese conducido una moto antes (la vez que la cogí en Formentera y me piñé a los 30 segundos, no cuenta, vale?). Pero qué queréis que os diga? Me he criado en Burgos, donde ir en moto es casi sinónimo de suicidio por congelación :-s


Además, celebramos el cumpleaños del benjamín de la familia. A Paco le hacía especial ilusión montar en elefante. Pues allá que fuimos! Paseito a lomos del paquidermo hasta el río, baño saltando desde la cabeza del animal, meneos con la trompa, zarandeos varios y vuelta al campamento para seguir jugando con él mientras le daban de comer.

Paco, a sus 26 recién cumplidos, jugando con Boomba, de 47 ;-)

Fue muy divertido, pero acabas agotado!


Refrescándome los pies en la cascada de Mor Paeng


Paco preparándose para un baño en la cascada de Pam Bok
De regreso a Pai, nos dimos un "Thai massage" de 1h para estirar los músculos y un "foot massage" de otra hora para relajarnos tras los intensos días en Pai ;-)

Estamos que lo tiramos, oigaaaa! Pero 26 sólo se cumplen una vez en la vida... Feliz cumpleaños, Paquito!

lunes, 16 de julio de 2012

Y seguimos subiendo: Sukhothai

Abandonamos Lopburi y sus monitos camino de Phitsanulok. El viaje en tren (vídeo) se hizo un tanto pesado, por el calor en los vagones y por el retraso que se iba acumulando de estación en estación. Pero aún así nos vimos con ganas suficientes de continuar con el viaje y cogimos un bus a Sukhothai, el destino que queríamos visitar al día siguiente.

Sukhothai es conocida por las ruinas de sus templos, que datan del s. XIII, y que algunos comparan con las ruinas de Angkor, en Camboya. Sinceramente, si se ha visitado Angkor antes, estas ruinas decepcionan un poquito...

Zona central del parque histórico

El parque histórico donde se localizan las ruinas, se encuentra a unos 14 km de la ciudad y se divide en cinco zonas, siendo la más interesante la zona central. Aquí los jardines bien cuidados, las palmeras, las flores, los lagos alrededor de los templos, los puentes, etc. son lo que realmente le dan encanto al lugar.

Plano del parque histórico de Sukhothai

Para visitarlo, alquilamos unas bicis, con la mala suerte de que Paco pinchó una rueda cuando estábamos aún a cierta distancia de la salida. Como ya nos faltaban pocas ruinas por visitar, decidimos terminar el día cargando con la bici en lugar de ir a cambiarla. Debimos de ser de lo más interesante para los turistas y vendedores ambulantes del parque, porque no pararon de mirarnos desde que nos vieron pasar, a los dos montados en una bici y el de detrás sujetando la bici pinchada por un lateral como si fuese el sidecar de una moto ;-)


Mini-elefantes en las ruinas de la zona oeste del parque histórico


Fuera del parque histórico, la ciudad nueva tampoco tenía gran cosa, aunque comimos de maravilla en los puestecillos callejeros. Precisamente en uno de ellos nos tropezamos con un chico catalán al que ya me había encontrado con Vero en Vietnam y en Laos (qué pequeño es el mundo! tercera vez en dos meses!) y que nos recomendó con insistencia que fuesemos a Pai.

Mega-elefantes en las ruinas de la zona central del parque histórico

Lo que nos contó de Pai pintaba muy bien, pero el visado de Tailandia se nos acababa en menos de 1 semana (la entrada por vía terrestre sólo permite 15 días de estancia). ¿Qué hacer entonces? Si vamos a Pai, no nos va a dar tiempo a ver todo lo que queremos antes de coger el avión a Indonesia el día 19... casi que mejor lo consultamos con la almohada.

viernes, 13 de julio de 2012

Despacito hacia el norte: Ayutthaya y Lopburi

Abandonamos Bangkok con idea de visitar el norte del país. El destino final será Chiang Mai, pero entre medias, vamos a ir haciendo paradas en algunos pueblos y ciudades que dicen, merece la pena visitar.

Wat Phra Mahathat

La primera parada fue Ayutthaya, una pequeña ciudad a 1h en tren de Bangkok y a la que nos acompañaron Silvia y Luis. Esta ciudad fue capital de Siam entre mediados del s.XIV y mediados del s.XVIII. Se encuentra en la confluencia de tres ríos, que forman una isla en el medio, en la que está el parque histórico. Alquilamos unas bicis para recorrer la isla y visitar las numerosa ruinas y templos que aún se conservan en mejor o peor estado.


Wat Phra Ram

Al día siguiente cogimos otro tren hasta Lopburi, esta vez sin nuestros amigos, que regresaron a Bangkok la tarde anterior para continuar con su itinerario de la luna de miel. Lopburi es muy conocida por los monos que habitan en sus parques y que todo lo invaden (vídeo). Para el visitante de un día, es un reclamo bastante gracioso. Pero por lo que vimos, tiene que ser un verdadero suplicio vivir allí permanentemente, todo el día pendiente de los saqueos de estos simios y con el tirachinas en la mano.

Estación de tren de Lopburi

La ciudad es pequeñita y aglutina en unas pocas manzanas los principales monumentos para el turista. En un par de horas se puede visitar, pero nosotros decidimos hacer noche y disfrutar también de sus mercados diurnos (vídeo) y nocturnos, así como de su gastronomía ;-)

miércoles, 11 de julio de 2012

Big Bangkok

Grande no, enorme!! Bangkok es una peaso de ciudad!

Para moverse por esta inmensa y caótica ciudad, tienes el metro y el skytrain que van súper rápido. Los barquitos por el río también van muy bien. Y si no te importa comer atasco, los autobuses y los taxis son baratísimos (ojo! siempre con taxímetro). Los tuk-tuks son otro cantar... y hay que tener mucho cuidado de que te lleven a donde tú quieres ir y no a donde a ellos les interesa que vayas.
Pero definitivamente, para vivir la esencia de la capital de Tailandia, lo mejor es caminar, caminar y caminar. Hasta caer rendido ;-)

Wat Pho


La ciudad tiene un montón de templos impresionantes para el que le guste el turismo cultural. Muchos Budhas en todas las posturas imaginables (sentado, tumbado, de pie), de todos los colores y materiales (negro, dorado, esmeralda...) y sobre todo, manadas del turistas abarrotando todos los monumentos.

Golden Buddha
Sleeping Buddha


Uno de los lugares más interesantes que visitamos fue el mercado de fin de semana de Chatuchak. Su tamaño es proporcional al de la ciudad a la que pertenece. Según dicen es uno de los mayores de toda Asia, con sus más de 15.000 puestos y 200.000 visitantes diarios. Allí se puede encontrar absolutamente de todo, y es IMPOSIBLE irse de allí sin comprar nada.

Plano del mercado de Chatuchak


En el barrio donde nos alojamos (Banglamphu, zona de mochileros), el ambiente era genial. Sobre todo por las noches, lleno de gente joven proviniente de todas partes, música en directo en los bares y terrazas, miles de puestecillos de ropa, comida y hasta de falsificaciones de carnets y títulos académicos!

Pero lo mejor de nuestra visita a esta ciudad, fue sin duda la compañía! En Bangkok tuvimos ocasión de quedar con nuestros amigos Silvia y Luis, que estaban allí de viaje de luna de miel (felicidades, pareja!). Y también de ir a cenar con una gran ex-compañera de trabajo que abandonó España para venirse a Asia hace ya 5 añitos. Gracias Marió, por recibirnos con esa sonrisa y por compartir con nosotros tus experiencias por este lado del globo! XD 

domingo, 8 de julio de 2012

Bienvenidos a Tailandia!

Sabíais que en este país se conduce por la izquierda? Seguro que lo había leído en alguna parte antes de llegar, pero mi memoria de pez lo había borrado por completo de mí mente. Así que no puede evitar sorprenderme al ver el volante a la derecha en el minibus que nos llevó desde la frontera tailandesa en Hat Lek a la ciudad de Trat.

También me sorprendió el buen estado de la carretera. Aquí 90km se hacen en 1h y no en 2h y media como en los países que ya hemos dejado atrás. Pero lo que realmente me dejó loca de nuestras primeras horas en Tailandia, fueron los controles de carretera. Te paran unos hombres uniformados (no sabemos muy bien si eran militares, policías o qué exactamente), echan un vistazo a los pasajeros, piden un par de pasaportes y si se les antoja, también revisan equipajes. En uno de los controles, debió de haber alguna irregularidad en el pasaporte de una chica Tailandesa, porqu le hicieron bajar del minibus y no pudo continuar el viaje. Allí la dejamos, con cara de triste en la caseta del control.

Al llegar a Trat también nos sentimos como en un mundo completamente nuevo. Tenían una estación de autobuses en toda regla! Con sus mostradores de información y venta al público, con sus precios oficiales anunciados por todas partes, con sus baños públicos bien limpios, con sus andenes, etc. No, no me he vuelto loca; si os lo describo así es porque ninguna de las cosas que acabo de nombrar, las hemos encotrado con frecuencia en los últimos dos meses y es inevitable que nos choque.
De Trat fuimos a Rayong. Teníamos pensado quedarnos unos días por la zona para cruzar a la isla de Ko Chang, pero el tiempo no nos estaba acomañando y como veníamos de pasar una semana en la costa camboyana decidimos no ir. Así que al final hicimos un par de noches en Rayong.

Secando pescaítos en la playa de Rayong


Rayong es una ciudad costera, a mitad de camino entre la frontera de Camboya y Bangkok. No están acostumbrados al turismo occidental, así que fue bastante difícil encontrar alojamiento perroflautero y menús traducidos al inglés. Es raro, pero se agradece no ser el objetivo de una gran masa de buscavidas que trata de hacer negocio de ti: no tuk-tuks acosadores, no precios abusivos, no agencias de viaje en cada esquina, etc. Vamos, que es una ciudad tailandesa normal y corriente :-)

Mercado callejero en Rayong

Allí visitamos un par de mercados callejeros (me pirran!!), algunos templitos, su parque lleno de gente haciendo deporte y su playa. La susodicha playa, no era una playa adaptada al baño, sino que estaba repleta de redes secando todo tipo de animales marinos al sol.

Delicatessen tailandesas

La gente, a pesar de no hablar inglés, se esfueza mucho en intentar comunicarse contigo y son todos extremadamente amables. Las calles están abarrotadas de niños uniformados. Los ves por todas partes. Casi me atrevería a decir que se ven más chavales que adultos. El aspecto de la gente es más arreglado, van siempre de punta en blanco. Y por primera vez en este viaje, hemos visto gente con sobrepeso.

Una experiencia muy enriquecedora patear por las calles de esta ciudad, si señor!
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