Como os decía ayer, Luang Prabang nos cautivó nada más llegar. Parece una ciudad de cuento, con callejuelas estrechas de adoquines y farolillos de papel reciclado. Vale, llena de rubios; pero mola.
Merece la pena invertir un día en patearselo de arriba a abajo (o alquilar una bici por 1 eurillo el día entero) para no perderse ni un solo detalle: los templos, los mercados, los locales de artesanía, etc. Tanto de día como de noche se puede encontrar movimiento en algún rincón de la cuidad animada.
La oferta turística es además inmensa. Toda la ciudad está plagada de pequeñas agencias de viaje que ofrecen infinidad de excursiones de la duración que uno desee. Una de las más populares incluye una rutilla en elefante, pero nosotras nos decantamos más por mantener los pies en la tierra, y sobre todo en el agua ;-)
Saliendo tempranito del embarcadero en el río Mekong, empleamos una mañana en remontar el río durante algo más de una hora en barco para visitar las famosas cuevas de Pak Ou. Estas cuevas están plagadas de estatuillas de Budha de todo los tamaños imaginables y la verdad es que impresiona verlos ahi todos juntitos.
A mitad de camino entre Luang Prabang y las cuevas, el barco hace una parada en un pequeño pueblo llamado Ban Xang Hai, famoso por destilar whisky del arroz. Ni que decir falta que te dejan probarlo y es dificil salir de allí sin comprar al menos una botellita.
Por la tarde ese mismo día visitamos las cascadas de Kuang Si, todo un paraíso para huir del infernal calor. Además de ser precioso para disfrutar de las vistas, te puedes bañar, así que para allá que fuimos con nuestra mochila de domingueras ;-).
Otro lugar que visitamos, totalmente por casualidad, fue el pueblecito de Xam Khong, al que se accedía cruzando un puente de bambú cochambroso sobre el río Nam Khan. Se trata este de un pueblo tradicional textil en el que se puede ver a las mujeres tejiendo en sus telares o tiñendo papel para hacer distintas obras de artesanía.
Pero esto no es lo único que se puede hacer en Luang Prabang. Lo mejor lo reservamos para el final. Los gallos ya llevan horas cantando, así que nos ponemos en marcha que hoy además tenemos algo que celebrar! Continuará...
Merece la pena invertir un día en patearselo de arriba a abajo (o alquilar una bici por 1 eurillo el día entero) para no perderse ni un solo detalle: los templos, los mercados, los locales de artesanía, etc. Tanto de día como de noche se puede encontrar movimiento en algún rincón de la cuidad animada.
La oferta turística es además inmensa. Toda la ciudad está plagada de pequeñas agencias de viaje que ofrecen infinidad de excursiones de la duración que uno desee. Una de las más populares incluye una rutilla en elefante, pero nosotras nos decantamos más por mantener los pies en la tierra, y sobre todo en el agua ;-)
Saliendo tempranito del embarcadero en el río Mekong, empleamos una mañana en remontar el río durante algo más de una hora en barco para visitar las famosas cuevas de Pak Ou. Estas cuevas están plagadas de estatuillas de Budha de todo los tamaños imaginables y la verdad es que impresiona verlos ahi todos juntitos.
A mitad de camino entre Luang Prabang y las cuevas, el barco hace una parada en un pequeño pueblo llamado Ban Xang Hai, famoso por destilar whisky del arroz. Ni que decir falta que te dejan probarlo y es dificil salir de allí sin comprar al menos una botellita.
Por la tarde ese mismo día visitamos las cascadas de Kuang Si, todo un paraíso para huir del infernal calor. Además de ser precioso para disfrutar de las vistas, te puedes bañar, así que para allá que fuimos con nuestra mochila de domingueras ;-).
puente de acceso a Xam Khong |
Otro lugar que visitamos, totalmente por casualidad, fue el pueblecito de Xam Khong, al que se accedía cruzando un puente de bambú cochambroso sobre el río Nam Khan. Se trata este de un pueblo tradicional textil en el que se puede ver a las mujeres tejiendo en sus telares o tiñendo papel para hacer distintas obras de artesanía.
Lao nuddel soup |
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