Llevamos un par de días en Sam Neua donde la gente es de lo más amigable y agradable que nos hemos encontrado hasta ahora. El ambiente del pueblo también se respira diferente, es más relajado y de buen rollo. Al menos aquí no tenemos la sensación constante de que nos intenten timar como contaba el otro día de Vietnam.
Finales de Mayo todavía es temporada baja y será por eso que no nos hemos cruzado a casi ningún occidental en el tiempo que llevamos aquí. Eso tiene sus ventajas. La gente se para por la calle para hablar contigo y se desviven en amabilidades. Pero también tiene sus inconvenientes, como lo que nos hemos encontrado hoy...
¿Sabíais que Laos es el país más bombardeado de la tierra? Las estadísticas cuentan que durante los 9 años de guerra se lanzaron una media de 2 millones de bombas al día, de las que el 30% no llegaron a explotar. Eso quiere decir que aún quedan bombas por todo el territorio causando accidentes, que se calcula tardarán unos 20 años en retirarse.
La visita a las cuevas es interesantísima y los paisajes de alrededor, impresionantes. El problema es que para llegar ahí desde Sam Neua solo hay unos pocos autobuses al día, pero si no hay suficientes pasajeros, se cancelan. A la ida no tuvimos ningún problema, pero para volver, ya fue otro cantar!
El mismo taquillero del centro de visitantes ya nos advirtió que podría darse el caso de que el último bus, programado a las 13:30, no saliera. En ese caso, tendríamos que esperar hasta el día siguiente para volver a Sam Neua o intentar hacer autostop. 'Does it work?' pregunto Verónica con excepticismo. Y obtuvimos un leve movimiento de cabeza afirmativo por su parte. Crucemos los dedos para que haya bus...
Pero la suerte esta vez no nos acompañó. Creo que debíamos de ser las únicas turistas visitando las cuevas hoy, así que la estación de autobuses también estaba vacía.
Total que a las 14:15, ya cansadas de esperar a ver si aparecía algún autobús (los retrasos son habituales, así que no perdimos la esperanza inmediatamente), nos encaminamos a la carretera principal. De camino encontramos un trozo de cartón que aprovechamos para rotular el nombre de nuestro destino. Alcanzamos la carretera y echamos a andar. Mojón indicando 28 km a Sam Neua. Dos km más tarde, sólo habían pasado tres motos y dos coches, pero ninguno nos paró. En su lugar nos sonrieron y saludaron con la mano. Menos mal que el sol no aprieta como ayer... Mira, otro coche se acerca... BINGO!!