Abandonamos Zhangjiajie expectantes por ver cómo sería eso de viajar en litera dura. ¿Habría sobremasificación como en lo vagones de asientos duros? ¿Nos acompañarían en el viaje esa gran variedad de olores como en el anterior tren? Cruzamos los dedos para que no fuera así, pues aún nos esperaban varios trayectos largos en ferrocarril en este país y no sabíamos si podríamos soportar un viaje como el de hacía unos días.
Y efectivamente, la experiencia de la litera fue muchiiiiiiiisimo mejor que la del asiento. Vamos, que viajamos como reyes. Descansamos muy bien y el viaje se pasó volando. Por la mañana hicimos el cambio de tren y aunque ese último tramo si fuimos sentados, lo disfrutamos bastante con los niños del vagón y viendo los paisajes a través de la ventana. ¡Qué bonitas las montañas! ¡Qué bonitos los ríos! Y sobre todo... ¡qué ingente cantidad de puentes y túneles nuevos que están construyendo! o_O
Inciso: en España se oye mucho hablar de que si China está creciendo mucho, que si allí está el futuro, que si menos mal que nos compran la deuda, etc. Pero parece tan lejano... La impresión que me dio a mí aquel día durante el viaje, es de que realmente se nos van a comer en menos que canta un gallo, opinión que se ha ido reforzando a medida que nos hemos ido moviendo. Amigos míos, aceptadme un consejo, si tenéis críos pequeños, ¡apuntadlos a clases de chino!
Pero lo más importante de aquel viaje para nosotros, fue que tuvimos que tomar la importante decisión de hacia dónde continuar. Cuando visitemos Xian, ¿tiramos hacia el este para ver las grandes ciudades del país: Pekin, Shanghai, la gran muralla, etc? ¿O por el contrario tiramos para el oeste hacia las zonas no tan pobladas pero conocidas por sus parajes naturales? No va a dar tiempo a todo, así que (para variar) habrá que dejarse algo en el tintero... y esta vez van a ser las grandes ciudades. Qué le vamos a hacer, ¡somos de pueblo! ¡Las grandes urbes nos agobian! ;-)
Llegamos a Xian (que por cierto, no es nada pequeña) y sacamos los billetes para dirigirnos en un par de días hacía el oeste del país. Despues buscamos alojamiento para las próximas noches. Y puesto que ya teníamos claro que saldríamos del país vía Kunming, aprovechamos y sacamos ya los billetes de avión para volar, a mediados de Septiembre, a la capital de Myanmar, ya que a este país solo se permite la entrada por vía aérea.
Una vez solucionado el tema billetes, estábamos listos para visitar un poco la ciudad. Como he dicho antes, es bastante grande (más de 3 millones de habitantes), y como aún teníamos dos días enteros para visitarla, simplemente decidimos caminar sin rumbo fijo y a ver qué encontrábamos. Acabamos en el barrio musulmán y lo agradecimos, porque ya empezaba a haber hambre, y allí hay infinidad de opciones para comer :-)
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Puestecillo del barrio musulmán |
Pero lo que de verdad nos había llevado hasta Xian, eran sus guerreros de terracota. Nos llevó una mañana entera visitarlos y yo personalmente me quedé con una sensación un tanto agridulce después de verlos. Hablando en plata, que me decepcionaron un poquito. No por los guerreros en sí, sino por cómo lo tienen montado, que te deja con ganas de ver más. Son 4 pabellones, numerados del 1 al 4 y nos habían recomendado dejar el 1 para el final, ya que es el que más guerreros tiene. Así que empezamos por el 4, que es tipo museo; te ayuda a situarte en el momento histórico y te explica un poco todo el tema del yacimiento donde se encontraron las estatuas. Luego fuimos a los pabellones 3, 2 y 1, donde están los guerreros, exactamente donde los encontraron. Desde lo alto, cuando la masa de turistas te permite acercarte a la barandilla, se pueden ver las fosas cavadas y las figuras dentro. Pero se ven a tanta distancia que no le permiten a uno saborearlo como le gustaría. ¿Sabíais que estos más de 7000 guerreros tienen todos rasgos faciales diferentes? Es una pena no poder pasear entre ellos para verlos de cerca.
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Pabellón 1 de los guerreros de terracota. |
De vuelta en la ciudad, esta vez sí que seguimos un poco más la ruta de los lugares pintorescos a ser visitados por todo turista que se precie ;-). Vimos varias de las puertas de la muralla, la "Drum Tower", la "Bell Tower", la mezquita, el barrio musulmán y el Museo de Xian, con la Little Goose Pagoda (a la "Big" no llegamos). Fue un agradable paseo por la ciudad, que a pesar de su tamaño, nos pareció bastante tranquila y ordenada, con amplias avenidas y aceras, y un buen sistema de autobuses públicos.
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Drum Tower |
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Little Goose Pagoda |
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Museo de Xian |
INFORMACIÓN PRÁCTICA PARA VIAJEROS:
- Transporte: para ir de Zhangjiajie a Xian, hay que coger dos trenes. El primero sale de Zhangjiajie para Ankang a las 17:34 y llega sobre las 7:40. La litera dura cuesta 195¥ si es la más baja, o 187¥ si es la de altura intermedia. El siguiente tren sale de Ankang a las 8:10 y llega a Xian un poco antes de las 13h. El precio del asiento duro es de 36¥.
El bus urbano en Xian cuesta 1¥ (hay que pagarlo exacto, no dan cambio) y el bus para ir a ver los guerreros de terracota (bus 306 que se coge frente a la estación de tren) cuesta 7¥ y tarda unos 75 min.
- Alojamiento: nosotros nos quedamos en el Warriors International Youth Hostel (n°98, Bei Ma Dao Xiang, dentro de la ciudad amurallada, junto a la muralla oeste). Nos salió a 30¥ la cama en dormitorio de 8 personas. El sitio está muy bien. Lo abrieron en Abril de este año y es limpio, amplio, con enchufes y luces individuales en cada cama, así como con taquillas bastante grandes. Tienen restaurante, bar, sala común (con billar), WiFi (que por cierto, funciona fatal), ordenadores con conexión a Internet, servicio de lavandería (10¥/kg) y asistencia para reserva de billetes de avión, tren y/o bus. Además hablan muy bien inglés. La única pega es que hay pocos baños y duchas comunes. Cuando nosotros estuvimos no había casi gente, así que siempre estaban libres y limpios, pero cuando esté lleno, puede ser otro cantar. Para llegar allí desde la estación de tren, hay que coger el bus 103 y bajarse en la octava parada.
- Comida: lo mejor es irse al barrio musulmán y recorrer los puestecillos callejeros. Tienen gran variedad de comida local a muy buen precio. Para los que no puedan vivir sin comida occidental, hay infinidad de McDonalds, KFC y Subways, por toda la ciudad, aunque no sé cómo salen de precio.
- Otros: la entrada para los guerreros de terracota es 150¥ o 75¥ con carnet de estudiante (léase DNI, jeje).