Nuestra primera parada fue Langmusi, un minúsculo pueblo entre las montañas (a unos 3000 m sobre el nivel del mar), en el que la temperatura nocturna nos hizo sentirnos como en casa. La población en esta localidad ya empieza a mostrar rasgos tibetanos, y los paisajes de toda esta zona son totalmente diferentes a los que veníamos viendo anteriormente. Durante el trayecto en autobús, disfrutamos de las vistas de enormes praderas de hierba, con la sombra de las nubes proyectándose entre las montañas y manadas de ovejas y yaks, acompañadas por sus pastores a caballo.
Carretera de llegada a Langmusi |
En este pueblo, además, son famosas las rutas a caballo, acampando para hacer noche en una tienda típica de los pastores nómadas. Otros viajeros nos digeron que allí arriba hacía mucho frío y había que subir bien preparado, con ropa de montaña, cosa que nosotros no llevábamos en la mochila, así que muy a nuestro pesar, al final decidimos prescindir del caballito y planificamos hacer una rutilla a pie por el valle al día siguiente.
Langmusi |
Restaurante Leisha |
INFORMACIÓN PRÁCTICA PARA VIAJEROS:
- Transporte: hay muchos trenes al día entre Xian y Lanzhou. Nosotros cogimos el nocturno que sale a las 23:02 y llega a las 07:39. La litera dura en el nivel de más arriba del todo cuesta 164¥ por persona.
Para ir de la estación de tren de Lanzhou a la estación sur de autobuses, cogimos una minivan que nos salió a 5¥ por persona (15-20 min). El bus de Lanzhou a Langmusi salió a las 9:40 y fueron 117,5¥ por persona. Sobre las 16h este bus te deja en un cruce de la carretera a unos 4km de Langmusi y ahí solo te queda hacer autostop hasta el pueblo. Nosotros justo pillamos un minibus que iba para allá, lo paramos y nos cobró 5¥ por persona hasta el pueblo.
- Alojamiento: en Langmusi nos quedamos en el Nomad's Youth Hostel, que está en la calle principal del pueblo, en la acera de la derecha. La cama en dormitorio de 10 personas sale a 30¥ por noche. La habitación es inmensa y las camas están limpias (no puedo decir lo mismo del suelo, que en cualquier lugar del pueblo al que se entre, lo tienen recubierto de una perenne capa de polvillo que viene de la calle, ya que ésta no está asfaltada, sino que es de tierra). El sitio tiene WiFi y sirven cenas en la sala común donde está la recepción, un lugar agradable y calentito donde encontrarse con otros viajeros. Las duchas solo tienen agua caliente a partir de las 19h, que es cuando empieza a caer la noche y el frío, así que encienden la leña de la estufa. Los baños compartidos son, por rotunda unanimidad, lo más asqueroso que hemos encontrado hasta ahora en nuestro viaje :-s. La mayor parte del personal son voluntarios que están por allí de paso; normalmente jóvenes locales que hablan inglés, muy agradables y que se desviven por ayudarte en lo que sea.
- Comida: nos hicimos clientela fija del restaurante Leisha, donde tienen la carta en inglés y también lo hablan con soltura. Está a 1-2 min de nuestro alojamiento, en la misma acera.
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