Esa es la frase que martilleaba una y otra vez mi cabeza la madrugada del 10 de Septiembre cuando recorría por segunda vez la ciudad antigua de Sangri la, sin dar con el paradero de mi hermano.
Esa noche, después de cenar, Paco me preguntó si me apetecía ir a dar una vuelta. Pero yo tenía un trancazo de aquí te espero, de esos que no te dejan ni respirar, y lo único que quería era meterme en la cama. Así que se fue solo, a eso de las 22:30. Ah! y en pantalón corto, que como el amigo es de Burgos, no le intimidan las noches a 3200m de altitud :-p
Total, que me metí en la cama y me tapé con el edredón hasta las orejas. Pero mi dependencia a los klinex no me permitía dormir, así que estuve dando vueltas en la cama hasta que me percaté de la hora que era y de que Paco aún no había vuelto.
El centro de Sangri la, para los que no lo conozcáis, se puede recorrer entero en cosa de 15-20 minutos, y Paco llevaba más de 2h fuera. ¿Dónde se habrá metido este pendón? Nuestras amigas alemanas de Lijiang, habían llegado esa tarde al pueblo, así que me imaginé que se las habría encontrado y andarían juntos tomándose algo.
Como yo no acababa de dormirme y ya empezaban a arderme las sienes, a eso de la 1:30 decidí salir a tomar el aire fresco (por no decir casi helado) y ya de paso ver si me los encontraba para tomarme yo también algo con ellos. Pero cuál fue mi sorpresa al salir a la calle y comprobar que todos los bares estaban cerrados, las farolas apagadas y los únicos seres vivos que se veían por ahí eran los perros callejeros en busca de algo para comer.
Bueno, voy a tirar un poco más adelante a ver si encuentro algún garito todavía abierto... y alguno encontré. Todos ellos llenos de tibetanos borrachos y mujeres de la noche, que me miraban con curiosidad cuando me veían aparecer. Pero ni un solo occidental y mucho menos el amigo Paco!
Volví al hostal a ver si nos habíamos cruzado y ya estaba de vuelta. Pero no. Así que por segunda vez salí a la calle a ver si lo veía: de nuevo la ciudad antigua, y cuando vi que allí no estaba, también en la ciudad nueva. ¡Será cabrito! ¿dónde narices se habrá metido? al menos podría dar señales de vida para saber que está bien y luego que se vaya donde le dé la gana!
A eso de las 2:15, mi indignación se convirtió en preocupación, y empezaron a rondarme por la cabeza toda clase de ideas descabelladas. ¿Le habrá pasado algo? ¿estará bien? Seguramente esté por ahí de pendoneo, y debería de irme a dormir, pero ¿y si necesita mi ayuda? Para los que os estéis preguntando que por qué no le llamaba por teléfono, os informaré de que aquí mi hermano se dejó su móvil en España, porque ¡¿pa qué se lo iba a traer al viaje?!
Total, que ya me puse seria, saqué la cámara de fotos, busqué una en la que saliera él y comencé a preguntarle a las pocas personas que conseguí encontrar por allí (léase un barrendero y una mendiga, que por supuestísimo no hablaban ni papa de inglés).
Y entonces apareció mi ángel salvador: un chavalillo joven, guía turístico, que cuando me vio gesticular delante del barrendero se acercó a ver qué pasaba allí y acabó haciendo de traductor. El pobre chaval, se tenía que levantar a las 6:00 para ir a trabajar, pero me vio tan angustiada, que se ofreció a ayudarme a buscar a Paco. Nos dividimos, y por tercera vez recorrimos la ciudad antigua de cabo a rabo. También pasamos por el hostal, pero ni rastro de Paco, así que a las 3:00 de la mañana, decidimos llamar a la policía.
Veinte minutos se tiraron para interrogarme, tomar los datos de nuestros pasaportes y copiarse una foto de Paco en el móvil. Ya estando listos para salir en su búsqueda, les pregunté si podía ir con ellos. Me miraron como si estuviera loca y me "sugirieron" amablemente que me esperara en el hostal por si volvía. Así que me tiré en la cama a ver si conseguía reducir mis pulsaciones...
Y a las 4:00 de la mañana, oh! se hizo el milagro! el señorito se dignó a aparecer! Cuando lo vi entrar por la puerta, no sabía si darle una colleja o romper a llorar... Opté por lo segundo.
El colega estaba jugando a las cartas en un bar que estaba cerrado por dentro, en compañía de tres americanos, dos chinas y una finlandesa. No me había dado cuenta de lo tarde que era. Es lo único que se le ocurrió decir...
Ay! Qué bien entiendo ahora a mi madre y todo el sufrimiento que le hemos provocado en esta vida los cuatro cabras que tiene por hijos!!
Esa noche, después de cenar, Paco me preguntó si me apetecía ir a dar una vuelta. Pero yo tenía un trancazo de aquí te espero, de esos que no te dejan ni respirar, y lo único que quería era meterme en la cama. Así que se fue solo, a eso de las 22:30. Ah! y en pantalón corto, que como el amigo es de Burgos, no le intimidan las noches a 3200m de altitud :-p
Total, que me metí en la cama y me tapé con el edredón hasta las orejas. Pero mi dependencia a los klinex no me permitía dormir, así que estuve dando vueltas en la cama hasta que me percaté de la hora que era y de que Paco aún no había vuelto.
El centro de Sangri la, para los que no lo conozcáis, se puede recorrer entero en cosa de 15-20 minutos, y Paco llevaba más de 2h fuera. ¿Dónde se habrá metido este pendón? Nuestras amigas alemanas de Lijiang, habían llegado esa tarde al pueblo, así que me imaginé que se las habría encontrado y andarían juntos tomándose algo.
Como yo no acababa de dormirme y ya empezaban a arderme las sienes, a eso de la 1:30 decidí salir a tomar el aire fresco (por no decir casi helado) y ya de paso ver si me los encontraba para tomarme yo también algo con ellos. Pero cuál fue mi sorpresa al salir a la calle y comprobar que todos los bares estaban cerrados, las farolas apagadas y los únicos seres vivos que se veían por ahí eran los perros callejeros en busca de algo para comer.
Bueno, voy a tirar un poco más adelante a ver si encuentro algún garito todavía abierto... y alguno encontré. Todos ellos llenos de tibetanos borrachos y mujeres de la noche, que me miraban con curiosidad cuando me veían aparecer. Pero ni un solo occidental y mucho menos el amigo Paco!
Volví al hostal a ver si nos habíamos cruzado y ya estaba de vuelta. Pero no. Así que por segunda vez salí a la calle a ver si lo veía: de nuevo la ciudad antigua, y cuando vi que allí no estaba, también en la ciudad nueva. ¡Será cabrito! ¿dónde narices se habrá metido? al menos podría dar señales de vida para saber que está bien y luego que se vaya donde le dé la gana!
A eso de las 2:15, mi indignación se convirtió en preocupación, y empezaron a rondarme por la cabeza toda clase de ideas descabelladas. ¿Le habrá pasado algo? ¿estará bien? Seguramente esté por ahí de pendoneo, y debería de irme a dormir, pero ¿y si necesita mi ayuda? Para los que os estéis preguntando que por qué no le llamaba por teléfono, os informaré de que aquí mi hermano se dejó su móvil en España, porque ¡¿pa qué se lo iba a traer al viaje?!
Total, que ya me puse seria, saqué la cámara de fotos, busqué una en la que saliera él y comencé a preguntarle a las pocas personas que conseguí encontrar por allí (léase un barrendero y una mendiga, que por supuestísimo no hablaban ni papa de inglés).
Y entonces apareció mi ángel salvador: un chavalillo joven, guía turístico, que cuando me vio gesticular delante del barrendero se acercó a ver qué pasaba allí y acabó haciendo de traductor. El pobre chaval, se tenía que levantar a las 6:00 para ir a trabajar, pero me vio tan angustiada, que se ofreció a ayudarme a buscar a Paco. Nos dividimos, y por tercera vez recorrimos la ciudad antigua de cabo a rabo. También pasamos por el hostal, pero ni rastro de Paco, así que a las 3:00 de la mañana, decidimos llamar a la policía.
Veinte minutos se tiraron para interrogarme, tomar los datos de nuestros pasaportes y copiarse una foto de Paco en el móvil. Ya estando listos para salir en su búsqueda, les pregunté si podía ir con ellos. Me miraron como si estuviera loca y me "sugirieron" amablemente que me esperara en el hostal por si volvía. Así que me tiré en la cama a ver si conseguía reducir mis pulsaciones...
Y a las 4:00 de la mañana, oh! se hizo el milagro! el señorito se dignó a aparecer! Cuando lo vi entrar por la puerta, no sabía si darle una colleja o romper a llorar... Opté por lo segundo.
El colega estaba jugando a las cartas en un bar que estaba cerrado por dentro, en compañía de tres americanos, dos chinas y una finlandesa. No me había dado cuenta de lo tarde que era. Es lo único que se le ocurrió decir...
Ay! Qué bien entiendo ahora a mi madre y todo el sufrimiento que le hemos provocado en esta vida los cuatro cabras que tiene por hijos!!
Cuando dices "Seguramente esté por ahí de pendoneo" ¿te refieres a que estaba de ....? xDD
ResponderEliminar... de fiesta, Helios, de fiesta! ;-)
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