viernes, 10 de agosto de 2012

Islas Gili, un pequeño paraíso de sol y playa

La recta final del viaje se iba acercando, y tras el tute de kilómetros que llevábamos encima, no podíamos abandonar el país sin tirarnos a la bartola en algún lugar alejado de la civilización.

Así que nos dirigimos a las pequeñas islas Gili, junto a la costa oeste de Lombok, y a tan solo 2h en barco (y un buen mareo) desde Bali.

Las islas son 3 (Trawangan, Meno y Air) y en ninguna de ellas existe transporte terrestre a motor. Una vez te deja allí el barco, solo puedes alquilarte una bici o contratar un carrito tirado por caballo hasta el lugar de la isla al que quieras llegar. Aunque la verdad es que las tres son tan pequeñas que puedes rodear su perímetro a pie en tan solo una o dos horas.

De relax en Gili Air
A pesar de su tamaño, la oferta turística es inmensa. Vamos, que viven por y para ello. A pie de playa solo se pueden encontrar bungalows para alojar turistas, restaurantes y agencias de viaje y buceo. Poca cosa más hay allí, así que en temporada alta, cualquier cosa te la cobran a precio de oro.

Nosotros decidimos ir a Gili Air, buscando tranquilidad y descanso. Pasamos un día entero haciendo snorkel, tomando el sol y metiéndonos entre pecho y esplada el mejor pescado que hemos probado desde que comenzamos el viaje. Pero la tranquilidad de esta isla quizás era excesiva para ser nuestros últimos días en el país, en compañía de nuestros nuevos amigos. Así que terminamos pasando las dos últimas noches en Gili Trawangan, la más grande de las tres y donde se suponía que habría una gran marcha nocturna.


Homenajes culinarios en las islas Gili
El ambiente en Gili "T" era sin duda diferente y mucho más animado, pero debido al Ramadán, estaba mucho más apagada de lo que nos hubiese gustado... but no problem! Las dos noches disfrutamos de conciertos en vivo en uno de los que dicen ser el mejor local de música Reggae en Asia. También compartimos risas y anécdotas con un grupo de bilbaínas en un bareto surfero, con su hoguera nocturna en la playa. Nos colamos en una fiesta privada, e hicimos un intento frustrado de bailar con cascos en un "silent bar" al que se les habían acabado los cascos ;-)

Nos encantó el snorkel, la comida, la gente local (siempre de buen rollo e hipersonrientes, creemos que debido a esas "magic mushrums" que nos ofrecían a cada paso que dábamos); pero con lo que yo me quedo de estas islas es con sus puestas de sol. Ninguna cámara del mundo podría captar el misticismo de aquellos baños de color tiñendo el cielo. Cambiante a cada minuto, acompañado siempre de buena música de fondo, y seguido de un inmenso cielo negro estrellado.

Atardecer en Gili Trawangan
Atardecer en Gili Air
Creo que nunca en mi vida había disfrutado tanto mirando al cielo como en este país. Sin duda lo echaré de menos!

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