miércoles, 25 de julio de 2012

El volcán Bromo

Sin duda alguna, visitar el volcán Bromo era uno de los puntos obligados en mi lista de lugares a no perderse. Y la experiencia superó mis expectativas.

Gunung Bromo
Desde Yogyakarta, nos dirigimos a Cemoro Lawang, en un inteminable viaje de alrededor de 12h con cambio de bus en Probolingo. Llegamos tarde a Cemoro, así que cenamos y nos acostamos a dormir unas horitas para madrugar al día siguiente y poder ver el amanecer desde el volcán.

El pueblo de Cemoro Lawang al borde de la caldera volcanica
Nos levantamos a eso de las 3 de la mañana para hacer un trekking de casi 2h hasta el mirador de Penanjakan, a 2770 m sobre el nivel del mar. El trekking fue genial, caminando totalmente a oscuras, alumbrados únicamente por las linternas y con un enorme manto de estrellas acompañándonos en el cielo. Nos cruzamos con varios grupos de personas que se dirigían al mismo lugar y en los últimos 15-20 minutos del trekking, nos cruzamos también con infinidad de jeeps cargados de turistas perezosos a los que no les apetecía caminar ;-)

Panoramica de la subida al mirador
Desde este mirador, se supone que las vistas del amanecer son peciosas, pero he de reconocer que la turistada que tienen montada allí arriba le quita bastante el encanto. Aún así, la visita mereció la pena. Sobre las 5:30 de la mañana y acompañados por cientos de turistas, cámaras, y un fresco viento que haría que la temperatura no llegará a las dos cifras, por fin el sol hizo presencia, regalándonos unas de las mejores vistas que recordaré en mi vida.

Desde allí se veía perfectamente la caldera volcánica de la que sobresalían varios cráteres de volcanes. El blanquito y humeante es el Bromo (2392m), el verde de delante, el Batok (2440m) y el más alto que se ve al fondo, el Semeru (3676m).
Permanecimos allí hasta que el lugar quedó vacío y después nos encaminamos hacia la caldera volcánica (2h). Despues atravesamos un mar de ceniza hasta llegar a los pies del Bromo y trepamos hasta su cráter (1h).

La caminata fue genial, las vistas una pasada y la compañía inmejorable. Y aunque terminamos literalmente negros por la ceniza que levantaba el viento, volvimos a casa encantados de la vida :-)

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